En el pequeño prado,
Ella siempre esperaba
Al espíritu de su amado.
Cada noche memorable
Que pasaba a su lado,
Era después transformado en un puñal
Que en su pecho era clavado.
Ella sabía
Que debía desistir;
Pues llevaba así
Desde comienzos de abril.
Mas algo la impedía retroceder;
Era algo fuerte e invisible,
Muy difícil de reconocer.
Pero finalmente entendió,
Que ya todo estaba hecho.
Dado que dentro de unos meses,
Yacería junto a su lecho.
Y todo esto tuvo un final.
¿Cuál fue? Te preguntarás.
La muchacha fue al prado,
Cuando la luna se asomaba.
Y vivió eternamente
Con el ser que tanto amaba.
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